15 mayo 2006

Como abordar la enfernedad


Los especialistas españoles han elaborado un documento de consenso sobre cómo tratar la patología. Abogan por combinar medicamentos, ejercicio y psicoterapia
En la actualidad no hay ningún fármaco autorizado para esta enfemedad.

La fibromialgia es una de las enfermedades que más insatisfacción causa a los profesionales y a los pacientes por la escasa información sobre cómo tratarla. La Sociedad Española de Reumatología ha elaborado un documento de consenso donde se analizan los diversos aspectos de la enfermedad, los factores que la desencadenan y su tratamiento.
La fibromialgia es una enfermedad crónica en la que el dolor persiste, generalmente sin cambios, a lo largo de muchos años y que además produce un gran impacto sobre la calidad de vida, la capacidad funcional, el estado emocional y las relaciones personales.
En la actualidad no existe ninguna prueba diagnóstica de certeza para la fibromialgia, así que se diagnostica mediante una exploración de los síntomas del pacientes. Tampoco se conocen el origen ni el tratamiento idóneo de esta patología.
Para arrojar un poco de luz sobre el tema, la Sociedad Española de Reumatología (SER) ha elaborado un documento de consenso sobre la enfermedad. "Con él pretendemos dar un soporte a los reumatólogos para enfrentarse a este síndrome multisintomático", señalan los coordinadores del documento, Cayetano Alegre, del Hospital Universitario Vall d´Hebron de Barcelona y Javier Rivera, del Instituto Provincial de Rehabilitación de Madrid.
El conocimiento que el paciente adquiera sobre su enfermedad, el tratamiento farmacológico, la realización diaria de ejercicio físico moderado y la terapia psicológica, son los pilares básicos del tratamiento.

Algunos fármacos

Los medicamentos pretenden mejorar aspectos parciales de la enfermedad, no a su curación. En la actualidad no existe ningún fármaco aprobado por la Agencia Europea del Medicamento o su homólogo estadounidense (FDA) para tratar la fibromialgia, aunque según la revisión sistemática de la SER, algunos fármacos sí pueden resultar útiles en la patología. Estas son las evidencias sobre los tratamientos disponibles:
Analgésicos y antinflamatorios. No existe ninguna evidencia de la eficacia de los antinflamatorios en el tratamiento de la fibromialgia. Existe una evidencia débil en la actualidad sobre la eficacia del derivado opiáceo tramadol para el control del dolor.
Relajantes musculares. La ciclobenzaprina, a dosis bajas, ha mostrado utilidad en la mejoría del dolor y el sueño, pero su efecto se atenúa con el paso del tiempo.
Antidepresivos tricíclicos. Este tipo de fármacos, a corto plazo, produce una mejoría clínicamente significativa en un tercio de los pacientes. La mejoría es moderada en el dolor, calidad del sueño y sensación de bienestar, leve en la sensación de fatiga y mínima en el número de puntos dolorosos.
Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina. Los modernos antidepresivos son útiles para tratar los síntomas depresivos, pero apenas son eficaces para el tratamiento del dolor si no existe depresión asociada. En este sentido, los inhibidores duales de la recaptación de serotonina y noradrenalina parece que son más eficaces.
Otros fármacos. Hay un gran número de fármacos de diversa índole (como la hormona de crecimiento, la melatonina o la gabapentina) que no han demostrado hasta la fecha una eficacia que avale su uso en la fibromialgia.
Según el documento de consenso, es importante racionalizar al máximo el uso de fármacos, en especial si presentan efectos centrales, ya que algunos síntomas (cansancio, inestabilidad, mareos, dificultad de concentración...) pueden exacerbarse con el tratamiento.

Algo más que medicamentos

Además, existen importantes evidencias de que combinar tratamiento psicológico y ejercicio mejoran la calidad de vida del fibromiálgico.
El ejercicio aeróbico, en cualquiera de sus modalidades (natación, bicicleta, ejercicios en el suelo, danza, etc.) ha mostrado en ensayos clínicos un efecto beneficioso en el dolor, la salud mental, la ansiedad y la calidad de vida del paciente.
El tratamiento psicológico, por su parte, pretende controlar los aspectos emocionales (ansiedad y depresión), conductuales y sociales que agravan el cuadro clínico de estos pacientes. La terapia cognitivo-conductual (enseñar al paciente cómo reducir y evitar el estrés) es la intervención psicológica que ha demostrado una mayor eficacia.
Todavía no se ha podido demostrar que el tratamiento multidisciplinar (combinando las estrategias disponibles) sea lo más eficaz. De todos modos, los autores del consenso creen que es lógico pensar que la combinación de varias de las modalidades terapéuticas es superior al uso de cualquiera de ellas en solitario. "Proponemos como tratamiento básico en los pacientes con fibromialgia una combinación de ejercicios físicos, terapia cognitivo-conductual y tratamiento farmacológico a base de analgésicos, tricíclicos a dosis bajas y relajantes musculares", resumen.
En cuanto a las medicinas complementarias, todavía no hay suficientes evidencias de que terapias como la acupuntura, la homeopatía o los masajes resulten eficaces.

Pistas sobre su origen

Aunque poco se sabe sobre la fibromialgia, cada vez empiezan a existir más datos sobre sus posibles causas y desencadenantes. El documento de los reumatólogos españoles también repasa algunos de ellos.
Así, existen indicios de que algunas variantes genéticas son más frecuentes en los fibromiálgicos, como el gen regulador de la proteína transportadora de serotonina (un neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo).
Algunos grupos de pacientes tienen además una serie de factores comunes que podrían predisponer a la enfermedad, como situaciones traumáticas en la infancia o trastorno de ansiedad. En muchos afectados, el cuadro clínico aparece bruscamente tras ciertos acontecimientos: accidentes de tráfico, infecciones, cirugías mayores y, en general, las situaciones de estrés postraumático.
En cuanto a los mecanismos patogénicos, se ha investigado en varios campos. Según los autores, se han encontrado diversas alteraciones morfológicas y funcionales en biopsias de músculo y de tejidos blandos en estos pacientes. Sin embargo, los hallazgos son bastante inespecíficos. También se han visto alteraciones en el sistema endocrino responsable de la respuesta al estrés, el llamado eje hipotálamo-hipófiso adrenal.
Los datos más recientes sugieren además que los fibromiálgicos sufren una alteración de los mecanismos de procesamiento del dolor, probablemente por un desequilibrio en el sistema nervioso central.
Según los autores del consenso, uno de los hallazgos más consistentes ha sido un incremento de la sustancia P en líquido cefalorraquídeo. La presencia de este péptido favorece la trasmisión de los estímulos dolorosos, ya que facilita la estimulación de las vías dolorosas por otros neurotrasmisores. También se han hallado alteraciones en la concentración de otros neurotrasmisores cerebrales como serotonina y noradrenalina.

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